Platillos Oaxaqueños tradicionales que debes probar al menos una vez (o varias) en la vida.

Conoce los platillos más representativos de Oaxaca, sus sabores, historias y cómo integrarlos en tu cocina. Un recorrido auténtico por la riqueza culinaria de una de las regiones más emblemáticas de México.

Una cocina que conecta con las raíces.

Hablar de Oaxaca es hablar de identidad, de resistencia cultural y de una cocina que no necesita presentación. En cada región, cada platillo guarda una razón de ser, una técnica transmitida, un sabor que despierta la memoria. Lejos de modas o clichés, la gastronomía oaxaqueña se mantiene firme en su esencia, conquistando cocinas profesionales y corazones curiosos por igual.

A continuación, hacemos un recorrido por preparaciones que no solo son icónicas, sino que han cruzado fronteras, desde puestos callejeros hasta menús degustación en Hoteles y Restaurantes reconocidos, que buscan ofrecer algo con carácter. Si tienes un paladar inquieto, una cocina que apuesta por el sabor real o simplemente ganas de salir de lo cotidiano, esta lista es para ti.

Mole negro.

No hay presentación que le haga justicia al mole negro: hay que probarlo. Se elabora con más de 30 ingredientes, entre chiles, especias, semillas y chocolate. Su cocción es lenta, a fuego bajo y con paciencia, lo que da como resultado una salsa profunda, densa, con notas dulces y ahumadas.

Tradicionalmente se sirve con Guajolote o Pollo y arroz blanco, pero su versatilidad lo ha llevado a reinterpretaciones contemporáneas: desde rellenos en hojaldres hasta Fondos para cortes Premium. El Mole Negro no es un “aderezo o salsa”, es un acto de respeto al fogón.

Tlayuda.

Crujiente, generosa y muy oaxaqueña. La tlayuda es esa tortilla extendida que tradicional y originalmente, se prepara con asiento, frijoles y Quesillo. Contemporánemanete, se han ido ajustando añadiendo proteína como Tasajo de Hebra o Cecina Enchilada, Lechuga, Jitomate, Aguacate y Salsa. Se puede sirve al centro de la mesa, como pretexto para compartir.

Su estructura firme permite una gran variedad de toppings, desde los clásicos hasta fusiones modernas con Vegetales Asados o Ingredientes gourmet. Es la opción perfecta para integrar al menú de un restaurante que busca una entrada visual, rendidora y llena de identidad.

Tamales oaxaqueños

Distinguidos por su envoltura en hoja de plátano, los tamales oaxaqueños tienen una textura suave y un sabor ligeramente ahumado. Entre los más representativos están el tamal de Mole negro y el de Chepil, hierba típica del estado.

Servidos en desayunos, buffets o como plato fuerte en festividades, son una delicia reconfortante que habla de hogar y de cocina bien hecha. Pueden ser opción vegetariana o con proteína y su presentación en hoja siempre suma un valor visual.

Caldo de piedra

Originario de la región Chinanteca, el caldo de piedra es mucho más que una receta: es una técnica ceremonial. Se elabora con pescado, jitomate, cebolla y chile (principalmente) y se hierve al colocar piedras al rojo vivo dentro del líquido.

Más allá de su sabor fresco y limpio, es una oportunidad para hablar de cocina ancestral, de técnicas prehispánicas y de experiencias gastronómicas memorables. Ideal para chefs que buscan inspiración en lo verdaderamente originario.

Nicuatole

El nicuatole es un postre con historia. Hecho a base de maíz, piloncillo y en ocasiones frutas locales, tiene una textura firme y un sabor que mezcla lo terroso con lo dulce.

No lleva lácteos ni harinas refinadas, lo que lo hace apto para distintos tipos de alimentación. Es un cierre perfecto para un menú con narrativa cultural y una muestra más de cómo el maíz es el corazón latente de la gastronomía mexicana.

Chapulines.

Ya sean los atractivos grandes (y crujientes) o los “micro”, están llenos de sabor y tradición. Los chapulines se recolectan, limpian, purgan y se tuestan en comales con cal y pueden ser con ligero toque de limón y sal, o con ajo y chile. Su sabor es intenso y su textura es inigualable. Son un ingrediente versátil: se comen como botana, en tacos, en quesadillas o como topping.

Aportan proteína, hierro y originalidad a cualquier menú. Además, están alineados con las tendencias globales hacia ingredientes sostenibles y de bajo impacto ambiental.

Memelas

Una de las grandes joyas de la cocina oaxaqueña de comal. Las memelas son discos de masa de maíz cubiertos con asiento, frijoles y queso fresco o su variación con quesillo. Su base crujiente contrasta con la suavidad del relleno, creando una experiencia simple pero poderosa.

Pueden servirse con diferentes salsas o acompañamientos según la hora del día. Son ideales como plato de bienvenida o como opción para desayunos con identidad regional.

Lleva estos sabores a tu cocina.

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No se trata solo de probar, sino de entender lo que hay detrás de cada receta. Cada platillo oaxaqueño es una lección viva de historia, sabor y pasión por la tierra

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